El viejo estado se divide en
el ejecutivo, legislativo y judicial, estos tres aparatos están controlados por
la clases dominantes, que en un país semifeudal y semicolonial como Chile, son
la burguesía y los terratenientes y el imperialismo. Entregaremos algunos ejemplos
de la arbitrariedad e injusticia con que funciona el sistema judicial chileno,
y que como organismo del viejo Estado, posee un carácter de clase, donde los
mayores beneficios son para las clases dominantes y los mayores perjuicios son
para las clases oprimidas la clase obrera, el campesinado y el resto del pueblo.
El primer ejemplo es el del hijo
del terrateniente Carlos Larraín (RN), Martín Larraín quien iba curao cerca de
la localidad de Curanipe (8va región) cuando atropelló al poblador, Hernán
Canales. El accidente dejó grave a Canales, pero con posibilidad de salvarse si
era asistido, lo cual no ocurrió, ya que el hijo de Larraín, consciente del
poder de su padre y seguro de su impunidad escapó. Luego de este hecho se
sucedieron una serie de “irregularidades”, que en realidad no son tales su
damos una mirada más profunda al carácter patronal de las leyes. Una de las “irregularidades”,
más denunciada fue que no se practicó una primera autopsia al cuerpo del
poblador atropellado, y sin embargo, este primer perito del Servicio Médico
Legal certifico que si la había hecho, falsificando
documentos sobre el estado del cuerpo. Martín Larraín quedo con medidas
cautelares ridículas para la gravedad del hecho: arraigo nacional y prohibición
de acercarse a Sofía Gaete y Sebastián Edwards, los otros jóvenes con vocación
de “invulnerables” con quien iba Larraín al momento del accidente y con quienes
planifico como librarse de la culpa de la muerte de Canales.
En otro caso, jóvenes que no
tienen apellido Larraín, sino que Marileo, Quijon y Valenzuela, tuvieron una “suerte”
opuesta, ya que sus padres no son senadores terratenientes, ni grandes
burgueses, sino que campesinos pobres. Sus
familias luchan por la tierra, luchan por existir y en ello chocan con los
intereses de grandes burgueses dueños de forestales y latifundistas. Estos
jóvenes están siendo parte de un enorme montaje del fascista ministerio del
interior y la fiscalía de la Araucanía. Por un lado los jóvenes Luis Marileo,
Leonardo Quijón, y Gabriel Valenzuela están siendo juzgados por un delito común
de robo con asesinato al parcelero Héctor Gallardo, militante del Partido
Socialista, del cual no tienen ninguna prueba verdadera, solo testigos sin
rostro y una familia del terrateniente comprada por el Fascista fiscal
anti-mapuche Chamorro. Lo que se pretende es culpar a jóvenes mapuche de
comunidades que a pesar de la represión han persistido en la lucha, como la Comunidad
Wente Winkul Mapu y la comunidad José Guiñón. En este caso las medidas
cautelares fueron meses de cárcel, donde fueron constantemente hostigados por
los carceleros, meses que se suman a la condena de 10 años de pena efectiva
para Marileo y Quijón, y 2 años para Valenzuela.
Por otro lado se encuentra
el caso de Daniel Melinao, quien está siendo juzgado por la muerte de un
policía, que participo de la dura represión a la comunidad de Wente Winkul Mapu,
el lunes 2 de abril de 2012. En esa ocasión 50 policías, perros guardianes de
los ricos, atacaron a la comunidad intentando amedrentar y contener la lucha de
las masas, con la violencia extrema como suelen actuar los agentes del viejo
Estado contra los pobres del campo y la ciudad. Durante el tiroteo uno de los
represores fue alcanzado por una bala, lo que le provoco la muerte, el
proyectil provenía de las propias filas del viejo Estado. Producto de este
hecho, Daniel Melinao, Werken (vocero) y cara visible de la comunidad fue
sindicado como responsable, cuestión imposible, ya que Daniel no se encontraba
en el lugar a la hora del allanamiento. Un testigo de esto es un cura jesuita
que se atreve a declarar la verdad y señala enfáticamente haberlo dejado en un
bus cuando iba saliendo del sector antes del allanamiento. Por su parte la
justicia burguesa a través de su representante, el fiscal anti-mapuche
Chamorro, presenta testigos sin rostro, además de los policías que fueron parte
del hecho, sumado a una serie de irregularidades en el proceso. Con estas
condiciones, Daniel Melinao sigue en la cárcel con prisión preventiva y está
expuesto a una condena de 35 años por un crimen que no cometió, y solo por el
hecho de luchar constantemente por la
defensa de la tierra y de su comunidad.
Si a esto le sumamos el
revuelo y la rapidez con que actuó el viejo Estado en el caso de los
terratenientes Luchsinger- Mckay en contraposición a un sinnúmero de luchadores
del pueblo asesinados como Matías Catrileo, Alex Lemún, Rodrigo Cisternas,
Claudia López, Daniel Menco, Zenón Díaz Necul y ahora último Rodrigo Melinao. Han
sido muchos los luchadores asesinados por agentes del viejo Estado, casos en
los cuales los autores han quedado en la más vil impunidad, la justicia latifundista
no ha dado condena a los autores de estos hechos, todo lo contrario, en muchos
casos han sido homenajeados y promovidos de cargos por el viejo Estado.
La justicia en este viejo
estado está al servicio del latifundio, la gran burguesía y los imperialistas,
la justicia en una nación oprimida y por lo tanto semicolonial sobre una base
semifeudal es para proteger los intereses de los más ricos. En cambio para los
pobres, el proletariado, el campesinado y el pueblo deben resistir un sinnúmero
de injusticias y solo queda la lucha, seguir luchando hasta triunfar.
Hace unos días, en un
arranque de sinceridad la vocera de gobierno Cecilia Pérez declaró: “Queremos lo que todos buscan, la
pacificación de La Araucanía”,
declaración que lejos de ser un error, ni nada por el estilo, dejó
en claro el plan del viejo Estado para aplacar la lucha mapuche por la tierra.
Busca repetir lo que ocurrió hace años en el sur en donde mediante campañas
militares que implicaron asesinatos, torturas, encarcelamientos, y genocidios,
se reprimió la lucha mapuche para recuperar las tierras que le han sido usurpadas.
pacos reprimiendo en Angol |
La resistencia mapuche ha
logrado que no les quiten por completo sus tierras, a pesar de los años y años de
represión continúan dando su lucha en todos los frentes: económico, político y
social, y así continuará. La única y verdadera
justicia es la que ejerce el pueblo en la calle, en las marchas, en las
barricadas, en las recuperaciones de tierra, la verdadera justicia es aplicada
por el pueblo, la justicia de la lucha, la justicia popular. Por eso alzamos la
voz para decir que hoy más que nunca ¡la rebelión se justifica!
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