Miércoles 01 de enero de 2014
El Maestro Recabarren a la cabeza de la línea roja
El 30 de agosto de 1918 el Partido Obrero Socialista (POS) llevó a cabo su
Segundo Congreso en Antofagasta. Fue un Congreso de lucha de dos líneas, donde
la línea roja, con Luis Emilio Recabarren a la cabeza, estaba clara que el
camino a seguir era el camino que trazaba la Rusia soviética, que hacía poco
menos de un año, con lucha armada, había conquistado el Poder obrero-campesino.
En 1919 estalló una crisis económica y política. El imperialismo yanqui
urgido por contener el alza en la lucha de clases en Chile, puso a Alessandri
–representante de la facción compradora de la gran burguesía– a administrar la
crisis.
La lucha de clases, se desarrollaba al interior del POS como lucha de dos
líneas. La línea roja del maestro Recabarren impulsó el estudio y la discusión
de las 21 condiciones establecidas por la Internacional Comunista (también
llamada Tercera Internacional).
Luis Emilio Recabarren y fundadores del PC |
El 25 de diciembre de 1920, el III Congreso del POS efectuado en
Valparaíso, establece: “Que la
revolución Rusa y el régimen de los Soviets que ha reemplazado el Estado
capitalista en Rusia, le merece todas sus simpatías y, por lo tanto, resuelve
adherir a la Tercera Internacional de Moscú… Queda autorizado el Comité
Ejecutivo Nacional (del POS) para comunicarse con la Oficina de la Tercera
Internacional de Moscú, y gestionar nuestro ingreso…”
Junto a la autorización al Comité Ejecutivo Nacional para gestionar el
ingreso del POS a la Internacional Comunista, el POS elaboró una Declaración de
Principios donde recalca que la finalidad del Partido es la abolición del
sistema capitalista, que el Partido debe ser cada vez más revolucionario y que
para ello debe depurarse de los elementos vacilantes y oportunistas.
La clase obrera de Chile se constituye en Partido
Comunista
Obreros de la Construcción en 1922 |
El 1 y 2 de enero de 1922 se llevó a cabo, en Rancagua, el IV Congreso del POS,
que se transformó en el I Congreso del Partido Comunista de Chile.
El 1 y 2 de enero de 1922, representa un hito para la clase y el pueblo de
Chile, como parte del proletariado y los pueblos del mundo. Bajo la jefatura
del maestro Luis Emilio Recabarren, el proletariado dio del salto a la constitución
Partido Comunista (Sección Chilena de la
Internacional Comunista).
Los oportunistas y revisionistas dicen que el Partido sólo cambió de nombre
de POS a PC, que mantuvo su funcionamiento orgánico, etc. Ellos anteponen lo
orgánico a lo político y para servir de mejor manera a sus amos imperialistas.
No comprenden que si bien el Partido Comunista (Sección Chilena de la
Internacional Comunista) mantuvo al grueso de la militancia del POS, es un
Partido política e ideológicamente distinto al POS.
El maestro Recabarren dio dura lucha al interior del POS para que se
impusiera la línea roja. Pero el POS tenía límites, pertenecía a los tiempos de
la II Internacional (socialdemócrata). El triunfo de la Revolución Rusa (1917)
y sobre esta base la constitución de la Internacional Comunista (1919) mostró
el camino y al mismo tiempo jalonó al Movimiento Comunista Internacional y a
todos los comunistas del mundo. El POS podía adherir a las 21 condiciones de la
Internacional Comunista, podía decir “estamos de acuerdo” e incluso podía
propagandizarlas. Pero para aplicarlas se necesitaba un Partido Comunista, un
Partido que no sólo aprobara las 21 Condiciones, sino que las aplicara, que las
hiciera carne también en Chile.
Rusia se convirtió en 1917 en centro, en la avanzada de la revolución
proletaria mundial. El centro de la tormenta estaba en Rusia, donde los
bolcheviques pusieron fin a la era de revoluciones burguesas y dieron
nacimiento a la era de la revolución proletaria. Este gran hito a nivel
internacional tuvieron que defenderlo todos los comunistas del mundo. La
reacción y el revisionismo se lanzaron en picada contra la patria de los
soviets, que era la patria de todos los obreros y pueblos oprimidos del mundo.
¿Cómo hacer frente al imperialismo y al revisionismo? Los antiguos Partidos
socialistas no bastaban. Se necesitan soldados acerados en la más dura lucha de
clases, se necesitan Partidos Comunistas.
Recabarren y los comunistas
avanzados comprendieron que sin dar el salto a la constitución del Partido
Comunista se estancarían. Comprendieron también que se estancarían, no obstante
constituirse en Partido Comunista, si no buscaban guiarse por Lenin y la
fracción roja del Movimiento Comunista Internacional.
Rusia era lo más avanzado y hacia allá había que mirar, había que asumir
como propio las conquistas y la defensa de la Revolución Rusa. Es por esto que
Recabarren dirige la constitución del Partido Comunista de Chile como sección
de la Internacional Comunista, asumiendo como ideología el marxismo-leninismo
(hoy marxismo-leninismo-maoísmo). Sectores de la pequeña burguesía se espantan
y gritan ¡dogmáticos!, ¡Rusia no es Chile!, se incomodan frente a posiciones
resueltas, culebrean en busca de “la particularidad” que la aleje de toda
definición ideológica. Pero Recabarren y
los revolucionarios de enero de 1922 eran comunistas ¿qué razón tendrían
para dar las espalda a Rusia? Ninguna.
II Congreso de la Internacional Comunista |
Separata
21 Condiciones
para la admisión a la Internacional Comunista
El segundo
congreso de la Internacional Comunista pone las siguientes condiciones de
adhesión a la Internacional Comunista:
1. Toda la
actividad de propaganda y agitación debe ser de naturaleza auténticamente
comunista y conforme al programa y a las decisiones de la Internacional
Comunista. Toda la prensa de partido debe estar bajo la dirección de comunistas
de mucha confianza que hayan dado prueba de devoción a la causa del
proletariado. La dictadura del proletariado no debe ser considerada simplemente
como una fórmula de uso corriente para repetirla mecánicamente, hay que
propugnarla de un modo que haga comprensible su necesidad a cualquier obrero u obrera
común, a cualquier soldado o campesino, partiendo de los hechos de sus vidas
cotidianas, los cuales nos tienen que servir continuamente como argumento en
nuestra prensa.
Los periódicos y
demás publicaciones, así como todas las editoriales del partido, deben estar
completamente subordinadas al presidium del partido, independientemente del
hecho de que en un momento dado el partido sea legal o clandestino. No se puede
permitir que las editoriales abusen de independencia y desarrollen una línea
política que no esté en absoluta armonía con la línea política del partido. En
los artículos de la prensa, en las asambleas públicas, en los sindicatos y en
las cooperativas, donde quiera que los adherentes a la Internacional Comunista
estén presentes, es necesario denunciar, sistemática e implacablemente, no sólo
a la burguesía, sino también a sus servidores, los reformistas de cualquier
tipo.
2. Cualquier
organización que quiera adherirse a la Internacional Comunista debe quitar por
norma a reformistas y centristas de todos los cargos de responsabilidad dentro
del movimiento obrero (organizaciones de partido, comités de redacción,
sindicatos, grupos parlamentarios, cooperativas, órganos de gobierno locales,
etc.) y sustituirlos con comunistas probados, incluso aunque, sobre todo al
inicio, sea necesario sustituir oportunistas "expertos" por simples
trabajadores de base.
3. En casi todos
los países de Europa y América la lucha de clase está entrando en la fase de la
guerra civil. En esta situación los comunistas no pueden de ninguna manera
depender de la legalidad burguesa. Estos están obligados a crear por todas
partes una organización clandestina paralela que en el momento decisivo ayudará
al partido a cumplir su deber con la revolución. En todos los países en los que
los comunistas no están en condiciones de operar legalmente, a causa del estado
de sitio o de leyes de excepción, es absolutamente necesario combinar la
actividad legal con la clandestina.
4. Dentro del
deber de divulgar las ideas comunistas merece mención especifica el desempeño
de dicho deber en el ejército, con una actividad de propaganda sistemática y
enérgica. Allí donde tal labor de agitación se vea impedida por las leyes de
excepción, hay que llevarla a cabo clandestinamente. El rechazo a desempeñar
semejante tarea equivaldría a repudiar el deber revolucionario y es
incompatible con la pertenencia a la Internacional Comunista.
5. Es necesario
hacer un trabajo de agitación sistemático y programado en el campo. La clase
obrera no puede consolidar su victoria si no se asegura, por medio de su propia
línea política, el apoyo del proletariado rural y de al menos una parte de los
campesinos más pobres, así como la neutralidad de parte de la población rural
restante. Actualmente la actividad comunista en las zonas rurales está
adquiriendo una importancia de primer orden. Es necesario llevarla a cabo
principalmente con la ayuda de los trabajadores comunistas de la ciudad y del
campo que tengan relación estrecha con éste. El descuidar este trabajo o
abandonarlo en las manos de los nada fiables semireformistas equivale a
renunciar a la revolución proletaria.
6. Todo partido
que quiera pertenecer a la Internacional Comunista tiene la obligación de
desenmascarar no solamente al socialpatriotismo declarado, sino también la
falsedad y la hipocresía del socialpacifismo, de hacer ver sistemáticamente a
los trabajadores que sin el abatimiento revolucionario del capitalismo ninguna
corte internacional de arbitraje, ningún acuerdo para la limitación de
armamento, ninguna reorganización "democrática" de la Sociedad de las
Naciones, podrá impedir nuevas guerras imperialistas.
7. Los partidos
que quieran adherirse a la Internacional Comunista tienen la obligación de
reconocer la necesidad de una ruptura completa y absoluta con el reformismo y
con la línea política de "centro", y de propugnar todo lo que se
pueda esta ruptura entre los propios miembros. Sin esto no es posible ninguna
línea política coherentemente comunista.
La Internacional Comunista exige rotunda y categóricamente que tal ruptura se produzca lo antes posible. La Internacional Comunista no puede permitir que oportunistas tristemente famosos como Turati, Modigliani, Kautsky, Hilferding, Hillquit, Longuet, MacDonald, etc., tengan el derecho de pasar por miembros de la Internacional Comunista. Esto no podría dejar de llevar a la Internacional Comunista a un estado de ruina similar al de la Segunda Internacional.
La Internacional Comunista exige rotunda y categóricamente que tal ruptura se produzca lo antes posible. La Internacional Comunista no puede permitir que oportunistas tristemente famosos como Turati, Modigliani, Kautsky, Hilferding, Hillquit, Longuet, MacDonald, etc., tengan el derecho de pasar por miembros de la Internacional Comunista. Esto no podría dejar de llevar a la Internacional Comunista a un estado de ruina similar al de la Segunda Internacional.
8. Los partidos
comunistas de países en los que la burguesía está en posesión de colonias y
oprime otras naciones es necesario que tengan una actitud particularmente
explícita y clara sobre la cuestión de las colonias y los pueblos oprimidos.
Todo partido que quiera formar parte de la Internacional Comunista tiene la
obligación de desenmascarar los trucos y engaños de sus "propios"
imperialistas en las colonias, de apoyar no solo de palabra sino con hechos
todo movimiento de liberación en las colonias, de pedir que los imperialistas
de su país sean expulsados de tales colonias, de infundir en los trabajadores de
su propio país una actitud de verdadera fraternidad con los trabajadores de las
colonias y los pueblos oprimidos, y de hacer sistemáticamente una labor de
propaganda entre las tropas de su propio país para que no colaboren con la
opresión de los pueblos coloniales.
9. Todo partido
que quiera pertenecer a la Internacional Comunista debe desarrollar una
actividad sistemática y duradera en los sindicatos, en los consejos obreros y
en los comités de empresa, en las cooperativas y en las otras organizaciones de
masa de trabajadores. Se necesita constituir dentro de dichas organizaciones
células comunistas que por medio de un trabajo constante e infatigable
conquisten para la causa del comunismo a los sindicatos, etc. En su labor
cotidiana las células tienen que dar a conocer en todas partes las traiciones
de los socialpatriotas y la irresolución de los centristas. Las células
comunistas deben estar completamente subordinadas al conjunto del partido.
10. Todo partido
que pertenezca a la Internacional Comunista tiene la obligación de entablar una
lucha inexorable contra la "Internacional" de Ámsterdam de sindicatos
amarillos. Debe difundir con todo vigor entre los sindicalistas la necesidad de
una ruptura con la Internacional amarilla de Ámsterdam. Debe hacer todo lo
posible por apoyar a la Asociación internacional de sindicatos rojos, asociada
a la Internacional Comunista, actualmente en vía de formación.
11. Los partidos
que quieran adherirse a la Internacional Comunista tienen la obligación de
someter a revisión los componentes de sus grupos parlamentarios y destituir a
todos los elementos desleales, de hacer que tales grupos estén subordinados al
presidium del partido no solo de palabra sino en los hechos, exigiendo que cada
parlamentario individual comunista subordine toda su actividad a los intereses
de una propaganda y una agitación auténticamente revolucionarias.
12. Los partidos
que pertenezcan a la Internacional Comunista deben basarse en el principio del
centralismo democrático. En el momento actual de dura guerra civil el Partido
comunista sólo podrá realizar su cometido si su organización está lo más
centralizada posible, si se impone dentro de ella una disciplina férrea y si el
centro dirigente del partido, apoyado en la confianza de sus miembros, tiene fuerza
y autoridad y se le dota de los más amplios poderes.
13. Los partidos
comunistas de los países en los que los comunistas operan en la legalidad de
vez en cuando deben emprender un trabajo de depuración (reinscripción) entre
los miembros del partido para desembarazarse de todos los elementos pequeños
burgueses que se hayan infiltrado.
14. Todo partido
que quiera adherirse a la Internacional Comunista tiene la obligación de apoyar
incondicionalmente todas las repúblicas soviéticas en la lucha contra las
fuerzas contrarrevolucionarias. Los partidos comunistas deben llevar a cabo una
propaganda explícita para impedir el envío de municiones a los enemigos de las
repúblicas soviéticas; además deben realizar una labor de propaganda, con todos
los medios, tanto legales como ilegales, entre las tropas enviadas a sofocar
las repúblicas obreras.
15. Los partidos
que todavía mantienen los viejos programas socialdemócratas tienen la
obligación de someterlos a revisión lo antes posible, y de redactar, teniendo
en cuenta las condiciones particulares de su país, un nuevo programa comunista
que esté en conformidad con las decisiones de la Internacional Comunista.
Como norma el
programa de cada partido perteneciente a la Internacional Comunista debe ser
ratificado por un congreso regular de la Internacional Comunista o por el
Comité Ejecutivo. Si el programa de un partido no obtuviese la ratificación del
Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, el partido en cuestión tiene el
derecho de apelar al congreso de la Internacional Comunista.
16. Todas las
decisiones de los congresos de la Internacional Comunista, así como las
decisiones de su Comité Ejecutivo, son vinculantes para todos los partidos
pertenecientes a la Internacional Comunista. La Internacional Comunista, que
opera en una situación de dura guerra civil, debe tener una estructura mucho
más centralizada que la de la Segunda Internacional. Naturalmente la
Internacional Comunista y su Comité Ejecutivo deben tener en cuenta en todas
sus actividades la diversidad de situaciones en las que se encuentra cada
partido para luchar y actuar, y deben tomar decisiones vinculantes para todos
únicamente cuando tales decisiones sean posibles.
17. En este
sentido, todos los partidos que quieran adherirse a la Internacional Comunista
deben cambiar de nombre. Todo partido que quiera pertenecer a la Internacional
Comunista debe llamarse: Partido Comunista de tal o cual país (sección de la
Internacional Comunista). El hecho del nombre no es solamente una cuestión
formal, sino una cuestión exquisitamente política y de gran importancia. La
Internacional Comunista ha declarado la guerra a todo el mundo burgués y a
todos los partidos de la socialdemocracia amarilla. La diferencia entre los
partidos comunistas y los viejos partidos "socialdemócratas" o
"socialistas" oficiales, que han traicionado la bandera de la clase
obrera, debe hacerse comprensible para cualquier simple trabajador.
18. Todos los
principales órganos de prensa de partido de todos los países tienen la
obligación de publicar todos los documentos oficiales importantes del Comité
Ejecutivo de la Internacional Comunista.
19. Todos los
partidos pertenecientes a la Internacional Comunista y los que han hecho la
petición de admisión tienen la obligación de convocar lo antes posible, y en
cualquier caso dentro de los cuatro meses siguientes al segundo congreso de la
Internacional Comunista, un congreso extraordinario para examinar todas estas
condiciones de admisión. Por este motivo todas las centrales de partido deben
comprobar que las decisiones del segundo congreso de la Internacional Comunista
han sido comunicadas a todas las organizaciones locales.
20. Los partidos
que ahora quieren entrar en la Internacional Comunista, pero que no han
cambiado todavía radicalmente su vieja estrategia, antes de entrar en la
Internacional Comunista deben hacer que su comité central y todos los
organismos dirigentes centrales estén compuestos por no menos de dos tercios de
compañeros que ya antes del segundo congreso propugnaran públicamente e inequívocamente
la entrada de su partido en la Internacional Comunista. Se pueden hacer
excepciones con el consenso del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista.
El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista también tiene el derecho de
hacer excepciones en el caso de los representantes centristas mencionados en el
párrafo 7.
21. Los miembros
del partido que rechacen como principio las condiciones y tesis elaboradas por
la Internacional Comunista deben ser expulsados del partido.
Lo mismo es válido en especial para los delegados a los congresos extraordinarios.
Lo mismo es válido en especial para los delegados a los congresos extraordinarios.
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