El mundo está detenido ante el
hambre que asola a los pueblos. Mientras haya desequilibrio económico, el mundo
no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río. Uno es
rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga llena, y el otro pone sucio el aire
con sus bostezos. Y el rico dice: ‘¡Oh, qué barca más linda se ve por el agua!
Mire, mire usted el lirio que florece en la orilla’. Y el pobre reza: ‘Tengo
hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre’. Natural. El día que el hambre
desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que
jamás conoció la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la
alegría que estallará el día de la gran revolución. ¿Verdad que te estoy hablando
en socialista puro?” [Entrevista en La Voz, Madrid, 7 de abril de 1936].
El 5 de junio se
cumplen 117 años del natalicio del Poeta Federico García Lorca.
Desde Periódico
El Pueblo, consideramos que el valor de García Lorca está en haber podido
captar y expresar la imagen, la vida del pueblo y de las masas de la época. Sin
embargo, en su posición política primó la vacilación propia de la pequeña
burguesía, el escepticismo que fueron freno en su actividad artística y
popular.
El poeta,
compositor, músico y dramaturgo Federico García Lorca, nació el 5 de junio de
1898, en la Provincia de Granada en España. Sus padres, un acomodado hacendado
y una maestra, promovieron desde pequeño en él el desarrollo intelectual, que
lo llevaría en su juventud a relacionarse con figuras como Salvador Dalí, Luis
Buñuel, Rafael Alberti, entre otros.
Pese a la agitada lucha social que remecía a Europa
y España, Federico García Lorca nunca fue militante de ningún partido ni
dirigente político. Sin embargo su obra y su práctica lo llevaron a identificarse con el pueblo y
con los oprimidos de su época, en épocas en que el Fascismo avanzaba por Europa
y los movimientos revolucionarios se resistían tomando como referente a la
Unión Soviética. Precisamente
Federico García se vinculó con el Socialismo de Lenin y Stalin, fundando en
1933 junto a otros poetas e intelectuales, la Asociación de Amigos de la Unión
Soviética, que versaba en su texto fundacional: Quince
años tiene ya de existencia la República obrera rusa. Durante ellos, con
esfuerzos inauditos, se ha venido levantando en aquel inmenso territorio el
acontecimiento económico y social más formidable del mundo moderno. (…) De él
participan todos los hombres atentos a los problemas del presente y a las
perspectivas del porvenir, los intelectuales y los técnicos, las grandes masas
trabajadoras. Todo el mundo ansía saber la verdad de lo que pasa en aquel país
en construcción. Sobre esta gran página de la historia humana se exacerban las
pasiones políticas (…) (Texto
Fundacional, Madrid 11 de febrero de 1933).
Poeta popular
Su identificación con
el pueblo queda en evidencia en su obra, pese a los intentos de la prensa
burguesa y del franquismo, de despolitizar y endulzar su figura. García Lorca
decía "Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión
simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío ... del morisco,
que todos llevamos dentro".
Solía tener un estilo
burlesco e irónico con las clases terratenientes y burgueses, “señoritos que tienen en sus casas cuadros
con marcos de peluche rojo y clavos dorados”.
También fue
declaradamente antifascista, apoyando en 1933 una protesta contra la
persecución de escritores y la quema de libros por el gobierno nazi. Condenaba
púbicamente la invasión del fascismo italiano a Etiopía, se opuso al
procesamiento de Manuel Azaña durante el gobierno de Gil Robles, protestó
contra la dictadura de Salazar en Portugal,
solidarizó con los perseguidos políticos por el régimen autoritario de
Getúlio Vargas en Brasil, y criticó la
represión estadounidense en Puerto Rico.
Buscó llevar el
teatro clásico al alcance del pueblo, creando
el grupo La Barraca, un grupo de teatro universitario
de carácter ambulante y orientación popular, que fundó junto a Eduardo Ugarte.
Con este grupo paseaba por plazas, pueblos y ciudades de España, con fines
pedagógicos.
Rechazaba la
visión del “arte por el arte” (que el arte es un fin en sí mismo), afirmando
que el poeta debe apasionarse por su pueblo. En su última entrevista antes de
ser asesinado (Entrevista en La Voz, Madrid, 7
de abril de 1936) expresa sus posiciones frente a la realidad del pueblo
español y su visión sobre el papel del artista.
Fue fusilado por el fascismo franquista el 18 de agosto de 1936, después
de haber sido secuestrado dos días antes por la Guardia Civil Española,
acusándolo de “socialista”, “masón perteneciente a la logia Alhambra”, y de
“prácticas de homosexualismo y aberración”.
Por eso tal vez usted ha dicho muchas veces que la condición del artista
es la de ser observador de la vida. Pero parece que hay algo más y que usted es
una de esas personas que nunca tira la toalla.
El
artista no puede permanecer insensible a la cuestión social. No es en absoluto
algo que diga yo ahora porque sí. Observando sólo de la manera más superficial
uno llega a comprender el alcance de todo el drama social de hoy, ante el cual
nadie que sienta el menor sentimiento de solidaridad humana puede ser
insensible. Me parece absurdo que el arte pueda desligarse de la vida social,
cuando no es otra cosa que la interpretación de una fase de la vida por parte
de un temperamento sensible.
Y ahora en la
práctica, ¿qué hace usted como poeta y artista ante la realidad social?
Ante
la realidad social el poeta debe apasionarse. No puede permanecer impasible de
ninguna manera. El poeta no puede cerrar los ojos ante los hombres que sufren,
ante la tragedia espantosa del hombre oprimido. El poeta debe sentirlo y
comprenderlo, y ayudar en la medida de sus posibilidades en la conquista de un
mundo más justo y más humano.
De ahí ese agudo
sentimiento de solidaridad con los desposeídos y humillados de este mundo que
late en su obra.
En
este mundo yo siempre soy y seré partidario de los pobres. Yo siempre seré
partidario de los que no tienen nada y hasta la tranquilidad de la nada se les
niega.
Pobreza en todos
los sentidos, porque no sólo de pan vive el hombre.
Yo
ataco violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas
sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales. Bien está que todos los
hombres coman... Pero que todos los hombres sepan. Que gocen de todos los
frutos del espíritu humano, porque lo contrario es convertirlos en máquinas al
servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización
social. Yo tengo más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un
hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un
pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no
tiene medios, sufre una terrible agonía.
¿Y cómo hacer,
entonces, una revolución cultural?
El
mundo está detenido ante el hambre que asola a los pueblos. Mientras haya
desequilibrio económico, el mundo no piensa.
[Entrevista en La Voz, Madrid, 7 de abril de 1936].
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